jueves, 30 de septiembre de 2010

Mi Camino... (o resumen de un extraño periplo)

Mi Camino cambió de rumbo el 9 de agosto cuando me diagnosticaron el cáncer de mama. Creedme cuando os digo que una de mis preguntas a los médicos que me trataban era: “Pero...¿Podré hacer deporte?? Es que voy a hacer el Camino de Santiago”. Y esto es absolutamente cierto.

Jose, Carlos y Manolo decidieron esperar a ver qué pasaba para poner fecha para nuestro Camino. El día 1 de septiembre me operaron. Gran contratiempo!! Entre lágrimas, en el despacho de Carlos, les dije a mis compañeros de viaje que no podría hacerlo en bici. Pues bien, a pesar de todo, de no llevar mi bici y tener un papel secundario en toda esta aventura, tengo que decir que este Camino “extraño” que he hecho ha merecido la pena y mucho!

Dicen que en el Camino uno se encuentra consigo mismo. Pues yo no!! Es que soy un desastre!! Pero eso sí… me he encontrado con dos amigos de verdad. Sobran las palabras. Ya les conocéis. No se trata de un momento de exaltación de la amistad gratuito, ni porque sí: son un lujazo de personas. El Camino une.

Mi Camino ha sido un tanto extraño... Me explico: yo he empezado las etapas saliendo con el coche, he parado en la cuneta para hacer fotos, he esperado a los chicos para ver cómo iban, para hacerles fotos, para disfrutar de su compañía, he tenido a punto la neverita para tener a mano bebidas frías, los bocadillos de media mañana o del mediodía, he ido caminando en sentido contrario de la marcha, ante el asombro de los peregrinos que me preguntaban si ya estaba de vuelta, (?¿), y en un momento dado, media vuelta y ya en la dirección "normal" de la marcha he caminado cual peregrina. Otra vez en el coche, he seguido la ruta para volver a deshacer y hacer Camino. Y así durante las cinco etapas.

Kilómetros que he caminado? Pues los que he podido dado el plan: un día aproximadamente 12, otro día 14, otro día 6, otro día 5.... Poca cosa... En la bici?? Pues desde Melide hasta Arzúa, unos 14 kilómetros, regalo de Jose que me cedió la bici para poder quitarme el monazo, bajo la premisa de que a la más mínima molestia me bajaría de la bici. Se trataba de un tramo fácil, en el que fui cómoda y sin resentirme de la cicatriz. Rodar por un bosque de Galicia, tan frondoso que no veia el sol, fue un momento fantástico!

He disfrutado en soledad (bien llevada) de paisajes alucinantes, que me recordaban mucho a cuando, de pequeña, pasaba con mis padres y hermanos unos días en verano por los Picos de Europa. He paseado por carreteras solitarias contemplando árboles, ríos, vacas...Ya más cerca de Santiago, donde hay muchos más peregrinos, he saludado a mucha gente, que me regalaban sonrisas como si les conociera de toda la vida. (ey! y yo a ellos también). He tenido alguna charla con los lugareños... (uno de ellos me hacía preguntas trampa, jaja!). En fin... algo muy distinto a la vida diaria. Algo muy tranquilo y que me ha llevado a olvidarme de todos los problemas y miserias de la vida.

He pensado mucho en mis hijas, María y Anita, dos pequeños seres preciosos y maravillosos que me dan fuerza y vida. Sus sonrisas, sus besos y abrazos, sus charlas atropelladas, sus bromas y nuestra complicidad... Qué bonitas son!!

También he pensado mucho en mi familia, y en el añito que llevamos... verdad?

He disfrutado en compañía de Jose y de Carlos de muchos momentos de risas, complicidad, charlas, comidas, cenas y desayunos. He disfrutado de todo lo que me contaban que yo no podía disfrutar in situ y también he sufrido con ellos cuando el termómetro no subía y empezaban a dar pedales. (Qué frio por favor....). También he disfrutado de sus sensaciones, de la satisfacción de la etapa terminada. De lo bien que iban, que a pesar del esfuerzo, su forma física les hacía terminar muy frescos. Ya en Santiago disfruté como una enana de ver sus caras de satisfacción y he contemplado sus lágrimas (cada uno con un por qué). Me han cuidado como si fuera una marquesita! y han conseguido que me olvide de cosas que, aunque vuelven a estar "ahí" (porque no se han ido), por unos días se habían volatilizado. Una vez más... gracias por todo Amigos.

Y ahora qué?? Pues está claro... A recuperarme, cerrar etapa, prepararme y en unos meses empezar a planificar el Camino de Santiago edición 2011, eso sí... (y como dice el Amigo Juanma)en bicicleta!! Seguro que seremos muchos los que nos juntemos: Jose, Carlos, Manolo, Fernan, Juanma...

Cinco días que han dado para mucho. Una experiencia absolutamente recomendable, que ojalá algún día os animéis a hacer (el que aún no lo haya hecho), y que no será como la que yo he tratado de contaros, porque lo que está claro es que cada uno hace su propio Camino y no hay dos iguales.

Cacharrín


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