domingo, 26 de septiembre de 2010

Resumen de la tercera etapa

Hemos salido de O Cebreiro a las 10 de la mañana. Lo cierto es que ha
amanecido un día fantástico. Mucho sol y ni rastro de las nubes que ayer por
la noche nos hicieron temer lo peor.

Comenzábamos un rápido descenso de unos 4-5km por la carretera, y enseguida
tomábamos el camino de peregrinos. Mucho peregrino a esas horas y un buen
rollo que se siente en el ambiente. Llegamos a la madre de todas las
cuestas. Un tramo de cerca del 30% y con el suelo muy roto. No pasa nada,
pie a tierra y un poco de "empujing". Llegamos a la cima y comenzamos un
rápido descenso por un sendero precioso en el cual la horquilla Talas y el
amortiguador trasero funcionan a la perfección. Jose sufre un poco mas con
la Merida, pero el tio aguanta como un campeón. El paisaje es increíble!
Pasamos por aldeas preciosas y nos cruzamos varias veces con grupos de vacas
que ocupan todo el camino y que se nos quedan mirando e incluso llegan a
olernos... Que miedito ver una cosa tan grande tan cerca. La bajada parece
no tener fin, y las trialeras son bastante técnicas. Finalmente llegamos a
Triacastela donde nos reunimos con Charo y reponemos fuerzas. Retomamos
camino y seguimos por unos senderos maravillosos. Lo curioso es que apenas
vemos a gente en bici. Parece ser que muchos lo hacen por la carretera, y
sinceramente me parece un gran desperdicio. Probablemente se va mas rápido
por asfalto, pero perderte esa parte del camino no tiene precio...

Llegamos a Sarria para comer. Buen menú por 9 euros, y con la tripa llena
afrontamos los últimos 24kms. Nada mas salir de Sarria nos encontramos con
un simpático y numeroso grupo de peregrinos, y coincide con la hermana de la
madre de todas las cuestas. De nuevo un desnivel cercano al 30%, y de nuevo
"empujing". A partir de ahí continuos sube y baja, y casi sin darnos cuenta
nos plantamos en la orilla del Miño, y en consecuencia llegamos a
Portomarin.

Ya estamos a menos de 100kms de Santiago, y de momento el tío del mazo no ha
venido a visitarnos. Esperemos que nos respete hasta el final.

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